Resistir al determinisme tenològic.





... una de las lecturas de esta tesis marxiana ha sido una concepción determinista del cambio social que ha impregnado las políticas socialdemócratas desde el programa de Gotha hasta el momento contemporáneo, y que tuvo una de sus expresiones más avanzadas en el texto de Schumpeter Capitalismo, socialismo y democracia de 1943. Schumpeter fue el teórico visionario de la importancia de la tecnología en la transformación económica. Herederos suyos fueron en los años sesenta Chris Freeman y su discípulo Keith Pavitt, creadores del SPRU (Science Policy Research Unity) en la Universidad de Sussex, cuyas tesis son ahora popularizadas por Mariana Mazzucato (El estado emprendedor). Las nuevas ideas de innovación y "emprendimiento" nacieron y se han desarrollado en un medio ambiente socialista (todos estos autores lo fueron o son declaradamente), en donde se aceptaba la idea marxiana de que el dinamismo tecnológico que la misma economía exigía produciría necesariamente una superación del capitalismo. (...)

Los nuevos profetas del pensamiento disruptivo, del emprendedor e innovador se han apropiado de estas ideas con un nuevo giro: el cambio tecnológico significará una nueva oportunidad de negocios, una ilimitada fuente de oportunidades de ganancias siempre que los dirigentes abandonen, dice Schwach, el viejo pensamiento lineal y adopten el pensamiento disruptivo. No está muy claro qué quiere decir nuestro visionario por este pensamiento, aunque lo que uno infiere del libro (lo he leído varias veces para intentar descubrir su secreto) es que consiste en una compleja dialéctica de comprender hacia dónde van las tendencias de la tecnología contemporánea y adaptarse rápidamente a ellas emprendiendo nuevas empresas basadas en estas tendencias. Nada ajeno a una de las formas de determinismo más dañinas: si no puedes cambiar algo, adáptate rápidamente a ello.



Esta idea de que sobrará el noventa por ciento del trabajo actual opera como un potentísimo muelle impulsor de la "inevitabilidad" de lo que se considera inevitable. Por un lado, se promociona uno de los grandes negocios del momento: la ilimitada oferta de cursos, másteres, titulaciones y centros educativos especializada en la adaptación a este cambio inevitable vendiendo una especie de boletos de salvación para la futura e inevitable pérdida del noventa por ciento de los puestos de trabajo. Por otro lado, la misma idea de la inevitabilidad instaura el terror colectivo como la más efectiva estructura de sentimiento contemporáneo. El terror al infierno de las épocas de la hegemonía religiosa ha sido reemplazado por este nuevo escenario de horror que contamina las consciencias y las moldea en una loca carrera de aceptación de lo inevitable y de la necesidad de llegar a los puestos de primera fila antes de que se acaben las oportunidades.

Es difícil desmontar este aparato ideológico. Por un lado, es cierto que los cambios en la tecnología transforman las posibilidades y por ello transforman también los imaginarios, incluidos aquellos que son necesarios para reproducir el conocimiento técnico y elaborar nuevos diseños. Por otro lado, el inmenso poder del nuevo capitalismo financiero produce la ilusión de que es un producto necesario de estos cambios tecnológicos, cuando no es más que una de las posibilidades, precisamente la que conduce a un mundo de pesadilla. La vieja idea socialdemócrata que insistía en la necesidad de un control estatal del cambio se ha resignificado de forma absoluta: el estado sigue siento central, cada vez más, pero en tanto que estado que sostenga con su poder militar e imperial la inevitabilidad del nuevo modelo de uberización del mundo: grandes plataformas que conecten a una multitud de "autoempresarios" en sus bicicletas (activos propios) y móviles (conexión tecnológica) compitiendo en jornadas interminables por distribuir mercancías cada vez más rápido y a menos precio de transporte.


Los cambios tecnológicos no están escritos. Una vez que desvelamos la desnudez ideológica del determinismo se abre una enorme puerta a una investigación alternativa, al desarrollo de nuevos proyectos de investigación con una intención de resistencia al capitalismo.

Fernando Broncano, Resistencia a lo inevitable, El laberinto de la identidad, 08/04/2018

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