Democràcia i medi ambient.




Si el objetivo es integrar en la sociedad a poblaciones no humanas, deshacer el privilegio de nuestra especie, entonces lo primero que hay que cuestionar es el privilegio de los electores. La cuestión medioambiental introduce tácitamente nuevos electorados en la agenda política, lo que problematiza el modo como funcionan las democracias representativas. Los déficits en materia ecológica son en última instancia democráticos y nos obligan a pensar formas alternativas de diseño institucional. La política tiene que ser menos antropocéntrica y más biocéntrica. Hemos de pasar del paradigma de la cultura nacional al de la naturaleza transnacional.

Daniel Innerarity, El voto de los animales, El País 30/03/2018

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