Digitalisme i treball.


Trabajar sin cesar se ha convertido en una medalla de honor entre la clase profesional digital: Circulamos cargando con todos nuestros artefactos tratando de definir nuestra propuesta de valor. La compulsión de permitir que sean las empresas quienes organicen nuestra vida mediante aplicaciones y calendarios proviene de una profunda ignorancia del modo en que en realidad funciona el cerebro. Nos negamos a admitir que nuestro cerebro es, de por sí, un milagro de la organización compleja. (…)


Los dispositivos móviles garantizan que estaremos disponibles las 24 horas del día de los 7 días de la semana para atender solicitudes relacionadas con el trabajo. Ya no existe un lugar físico en el que no podamos trabajar. La mente jamás puede descansar. Un trabajador moderno de la sociedad de la información puede sentir que jamás deja de trabajar. Desde el punto de vista de los inversores capitalistas, inducir el temor de perder en una competencia que no tiene fin es más efectivo que emplear jefes que intimiden a los trabajadores. La coacción a trabajar es una forma de orden impuesto externamente y puede adoptar la forma de un cronograma de trabajo, una lista de tareas pendientes, un proceso comercial, proyectos vanos, actividades de administración del tiempo o indicaciones de un cliente que esperaba obtener resultados seis meses antes. (pàgs. 117-18)

Andrew J. Smart, El arte y la ciencia de no hacer nada. El piloto automático del cerebro, Clave Intelectual, segunda edición 2015

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