Algunes insuficiències de l'imperatiu categòric kantià.

Anda mi hija estudiando estos días la ética en sus clases de filosofía, y yo, como buen padre, echándole una mano para entender alguna que otra cosa. Esta semana han visto la ética de Kant, y he tenido que volver a darle vueltas al imperativo categórico.

Immanuel Kant
Mientras se lo explicaba ayer por la noche, caí en la cuenta de lo que me parece que es una grave dificultad en ese concepto kantiano. Seguramente ya lo haya señalado alguien en los dos siglos y un cuarto que han transcurrido desde la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, pero el caso es que no me suena haberlo visto nunca.

Se trata de un argumento muy sencillo. El imperativo categórico dice, según Kant:
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"Actúa de tal manera que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en ley universal".

Es cierto que Kant ofrece varias versiones del imperativo, pero no es menos cierto que todas ellas son, según él, equivalentes, así que lo que podamos inferir a partir de una de ellas será igual de válido para las demás, por lo que me voy a restringir a esta versión.

Una primera dificultad con esta regla es que sólo admite una respuesta de "sí" o "no": o bien estás actuando siguiendo una máxima que es universalizable, o bien no. Si lo primero, tu acción estará bien (será "conforme al deber"); si lo segundo, tu acción estará mal (será "contraria al deber"). Pero no hay posibilidades intermedias, y lo que es peor, no hay absolutamente ningún recurso conceptual en el imperativo categórico que nos permita determinar que una acción moralmente correcta es moralmente mejor que otra, o que una acción moralmente incorrecta es moralmente peor que otra. Todo lo bueno es igual de bueno, y todo lo malo es igual de malo. Si te llaman para ofrecerte un nuevo pack de Vodafone y dices (falsamente) que no eres el titular de la línea, eso es contrario al imperativo categórico, y es tan malo, exactamente igual de malo, como si haces un fraude para quedarte con los ahorros de diez mil jubilados.

Otra dificultad es que la regla es aplicable a todas las acciones, con independencia de si afectan a otras personas o no. P.ej., si sigues la máxima "silbaré en mi casa cuando me apetezca y esté solo", esa máxima es perfectamente universalizable, y por lo tanto esa es una buena acción, exactamente igual de buena que dejar tu trabajo para ir a trabajar de voluntario a una zona devastada por una catástrofe.

Pero nos parece intuitivamente que hay acciones buenas que son mejores que otras acciones buenas, acciones malas que son peores que otras acciones malas, y que las acciones que no afectan de ningún modo a nadie no son moralmente relevantes. La teoría de Kant no permite dar cuenta de estas intuiciones, y parece, por tanto, que, en la medida en que esas intuiciones sean correctas, no puede ser una reconstrucción o explicación totalmente aceptable de por qué está bien lo que está bien y mal lo que está mal.

Jesús Zamora Bonilla, Una paradoja en la ética de Kant, A bordo del Otto Neurath, 15/11/2013

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