La reminiscència platònica, segons Castoriadis.


… ¿cómo sé que es un ser humano antes de haberlo visto? ¿Y cómo podría recoger la idea de un ser humano, decir: todos esos son seres humanos, si no tuviera ya la idea de un ser humano? O bien, ¿cómo puedo buscar algo si no sé ya que busco? (…) en realidad, lo sé desde siempre, pero ese saber está enterrado, oculto, es preciso que alguien lo despierte. De allí el gnoseoanálisis de Sócrates, la mayéutica, que hace dar a luz lo que no es consciente en el ser humano, incluido el esclavo del Menón, a quien hace alumbrar verdades que él posee porque ya las vio en otra vida. L1 (pág. 45)

…“cada uno de nosotros corre el riesgo de verse conocedor de todo en el sueño e ignorantes de todo en el estado de vigilia” (277d). (…) Esta frase está ahí y se reitera en 278e, vale decir que para avanzar es necesario pasar del sueño a la vigilia. Ahora bien, ésta, sabemos, es la teoría fundamental de Platón, y se expone extensamente en el Menón, el Fedón y otros lugares: cada uno de nosotros conoce –con un anacronismo, diremos: en potencia, virtualmente- y conoce todo lo que puede conocer. Con la salvedad de que no lo sabe. Ésa es la concepción de Platón: no lo sabíamos, la cosa duerme en nosotros. Cada uno de nosotros duerme con ese saber. (…) Cada uno de nosotros conoce pero no sabe que conoce; y es posible ayudar a cada uno a comprender lo que ya sabe. Eso es lo que hace Sócrates en el Menón: toma a un joven esclavo iletrado y, en apariencia y en realidad, le hace demostrar el teorema más profundo, más misterioso, más incomprensible, más paradójico para la época, a sabe, el que establece que la relación de la hipotenusa con los lados de un triángulo rectángulo isósceles no es racional sino igual a la raíz cuadrada de dos. Ese teorema, descubierto hacía relativamente poco en esos momentos, monstruoso, enorme, paradójico, porque establece que hay números que no son racionales –lo que en griego se dice árretoi, vale decir, indecibles-, equivale para la época, digamos, al menos a la demostración de que el espacio es curvo; un teorema con ese grado de profundidad y dificultad. Ahora bien, Sócrates toma a un esclavo y le hace demostrar ese teorema. Y la objeción de que “se lo hace descubrir por medio del sí y el no” no se sostiene, porque podría hacer lo mismo con un noble ateniense.  (…)
Teoría muy extraña, que puede parecer arcaica, folclórica, curiosa, salvaje, primitiva, pagana, que no tenemos ninguna gana de aceptar. Sin embargo, esta teoría está, en cierto sentido, totalmente justificada. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que toda teoría de la que se deduzca el conocimiento proviene de un aprendizaje tropieza con dificultades insuperables. Es decir que nos encontramos en una situación en que es prácticamente imposible aceptar que se pueda aprender algo.
Y esto ya reaparece en Platón. La pregunta del Menón: ¿cómo puedo buscar si no sé que busco? Si no sé que busco, no voy a reconocerlo si lo encuentro. No sabré qué era lo que buscaba. Por tanto, ¿qué quiere decir buscar? ¿Qué es ese extraño estado de saber/no-saber, único en el que puedo buscar?
Pero pasa lo mismo con el aprendizaje. ¿Cómo puedo aprender? ¿Qué quiere decir aprender? L3 (págs. 85-87)

… no podemos conocer nada si ya no lo conocemos; y si ya lo conocemos, por qué demonios lo conocemos; la solución del enigma es ésta: cuando conocemos, cuando aprendemos, no copiamos la realidad, porque es un absurdo. La reinventamos: reinventamos una realidad que en nosotros se demuestra congruente con una parte de la realidad que existe. O mejor: reinventamos un esquema imaginario que se demuestra congruente con una parte del ser realmente dado. Ésa es la respuesta al problema de Platón en el Menón y de toda la filosofía. Y a partir de ella podemos recomenzar y salir del círculo del pensamiento heredado. L3 (págs. 99-100)

Cornelius CastoriadisSobre el "Político" de Platón, Editorial Trotta, Madrid 2004

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