Els toros i l'"españolez".

El periodista Javier Ortiz —fallecido hace dos años—, colaborador del diario Público recientemente suprimido, publicó en el número del 7 de abril de 2008 un artículo sobre las corridas de toros, pero, por una vez, no desde el sufrimiento de los animales, sino directamente desde el comportamiento de los hombres. Por lo pronto los exime de saña, al escribir: “Los partidarios de la tauromaquia afirman que ellos no disfrutan con el acoso, burla y muerte de los animales. Y yo estoy convencido de que dicen la verdad”. Por lo demás, en el instante en que la compasión obedeciese a un precepto moral imperativo se aniquilaría. Certeramente habla Ortiz de abstracción del sufrimiento como lo que permite a los toreros actuar y a los espectadores admirar. Pero ¿qué admiran? “Una constante exhibición y exaltación de actitudes y poses machistas”, nos dice Ortiz. “Los lances y desplantes de los toreros responden a una estética chulesca que no ignoro que hay quien admira (...) pero que se vincula de manera chirriante a una concepción de la virilidad” La referencia a los “desplantes” me parece central; el ahí queda eso me parece el paradigma del alma-hecha-gesto de la españolez. Así, la corrida de toros revela la inclinación gestual del alma de los españoles, tantas veces gesteros en el café, gesticulantes en la plaza. Mi ferviente deseo de que los toros desaparezcan de una vez no es por compasión de los animales, sino por vergüenza de los hombres.

Rafael Sánchez Ferlosio, Patrimonio de la humanidad, El País, 05/08/2012
http://elpais.com/elpais/2012/08/03/opinion/1344016812_971199.html

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