Treballador com a subjecte de drets?


La irrelevancia antes mencionada a la que sectores empresariales y gubernamentales parecen querer condenar a los trabajadores va mucho más allá de su mera invisibilización ante la opinión pública. Se diría que el objetivo de toda esta lógica es despojarlos de su condición real, material, concreta, para convertirlos en mera función, variable o vector de lo único que importa: en primer plano las empresas y, más allá, la esfera económica misma. Así las cosas, nada tiene de extraño que el empeño de determinados sectores —sindicales o sociales en general— por conservar derechos duramente alcanzados, como el de huelga, sea visto por los poderosos como una disfunción tan anacrónica como absurda. Porque, ¿acaso tiene sentido que lo que no es más que abstracción, esto es, la fuerza de trabajo, se atribuya derechos? ¿Desde cuándo —parecen decirse— una mera función, variable o vector puede pretender constituirse en sujeto de derechos?


"La lucha de clases es el motor de la historia", se nos dijo hace ya mucho, pero quien lo hizo se olvidó de especificar adónde se dirigía —si se dirigía a parte alguna— el vehículo movido por dicho motor. Un siglo después, alguien —caído en muchas desgracias— escribió que no existen sujetos de la historia, sino sujetos en la historia. También este segundo se quedó corto, a la vista del empeño de algunos en negar la condición misma de sujeto a todo un sector de la sociedad. O quizá sea que la lucha postulada por Marx ha tenido un desenlace distinto al que tantos pensamos, el proceso no ha terminado en victoria sino en derrota, y esta se ha producido, entre otros ámbitos, también en el de la identidad de clase.

Manuel Cruz, La fuerza de trabajo no tiene derechos, El País, 07/03/2012
http://elpais.com/elpais/2012/03/02/opinion/1330695644_905303.html

Si voleu conèixer més sobre la reforma laboral vegeu
http://tratarde.org/material-didactico-sobre-la-reforma-laboral-del-gobierno-del-pp/

Comentaris

Entrades populars d'aquest blog

Percepció i selecció natural 2.

Gonçal, un cafè sisplau

"¡¡¡Tilonorrinco!!! ¡¡¡Espiditrompa!!!"