cristianisme (història de..)



El cristianismo tiene su origen en un predicador galileo que era un judío leal pero con un toque novedoso que inquietó a los guardianes de la ortodoxia. Oponía el espíritu a la letra y predicaba la liberación de la ley y de las rígidas costumbres del judaísmo. Aunque consiguió algunos seguidores, el proyecto fracasó. Las autoridades religiosas y militares se aliaron para acabar con un personaje menor que molestaba pero no representaba realmente un peligro.

La aventura del reformador religioso pudo haber acabado ahí de no haber sido porque la predicación del galileo podía sobrevivir mejor fuera de la sinagoga. Eso lo entendió bien Pablo, el auténtico artífice del cristianismo tras el fracaso del fundador. Consiguió que hubiera seguidores del galileo fuera de Israel. El mundo griego y romano era un buen caldo de cultivo. No es seguro que estos grupúsculos hubieran prosperado por su cuenta. Eran pocos y particularmente provocadores porque su Dios no toleraba otras divinidades. Lo pasaron mal hasta que un golpe de suerte trasformó su destino. Un emperador, Constantino, se hizo cristiano y convirtió esa religión exigente en la oficial. Ahí empieza la historia de la cristiandad que ha llegado hasta nosotros.

Es una historia política. Al convertir el cristianismo en religión oficial, lo que ocurriera dentro del cristianismo era asunto de Estado. Al entrar en religión los intelectuales del imperio, los debates teológicos se multiplicaban exponencialmente. Como la pasión teológica derivaba en enfrentamientos sociales, allí estaba el emperador para poner orden teológico. No se suele reparar en el hecho de que los primeros concilios ecuménicos en los que se forjó el “Credo” de la Iglesia, es decir, su doctrina sobre Dios, la Trinidad, Jesucristo o la Virgen, no fueron convocados ni sancionados por papas, sino por emperadores: Nicea (325) por Constantino; I de Constantinopla (381) por Teodosio I; Efeso (431) por Teodosio II; Calcedonia (451) por Marciano. El poder político buscaba orden, unidad y servicio a l a corona. Consubstancial a la cristiandad es pues “teología política”, esto es, l a impronta política que tienen las categorías teológicas. Andando el tiempo, y ya en pleno siglo veinte, Carl Schmitt recuperará el término para señalar el origen cristiano de las modernas categorías políticas (soberanía, estado de excepción, etcétera).

Reyes Mate, La otra historia del cristianismo, Babelia. El País, 18/02/2012

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