Dani Rodrik: una paradoxa i un trilema.


Dani Rodrik
Dani Rodrik, catedrático de Economía Política Internacional en la Escuela Kennedy de Gobierno de la Universidad de Harvard, plantea (en La paradoja de la globalización) una paradoja y un trilema. La paradoja es que los Estados son indispensables para el funcionamiento de los mercados nacionales. Sin embargo, son también el principal obstáculo para el establecimiento de mercados globales, pues son el origen de los costes de transacción que la globalización pretende superar. Unos costes de transacción que, sin embargo, son la esencia misma de la democracia, pues son las reglas y límites que la sociedad impone a los mercados para evitar los excesos a los que estos son proclives.

La paradoja tiene, por tanto, importantes consecuencias políticas. La globalización económica y financiera desbocada, que Rodrik llama hiperglobalización, choca con la democracia nacional por la sencilla razón de que su objetivo no es mejorar el funcionamiento de ésta sino acomodar intereses financieros y comerciales que buscan mercados al coste más bajo posible. Y reduce así el margen de la política en democracia.

Lo que le lleva al trilema político fundamental de la economía mundial: no podemos conseguir a la vez democracia, soberanía (Estado) nacional e hiperglobalización. Podemos optar por dos de estos elementos, pero no por los tres. Plantea, así, tres escenarios: 1. Hiperglobalización y política democrática, lo que lleva a algún tipo de gobernanza global. 2. Hiperglobalización y soberanía nacional, que lleva a lo que llama un “corsé dorado”, como el que supusieron para las economías latinoamericanas las recetas del FMI en los ochenta o, a escala europea, la situación que viven ahora Grecia, Irlanda y Portugal. 3. Soberanía nacional y democracia, que lleva a un compromiso del tipo Nuevo Bretton Woods, con menos globalización y más respeto a las reglas y límites establecidos por cada país.

Aunque en una obra anterior optaba por él, pensando en un federalismo global a largo plazo, Rodrik piensa ahora que el primer escenario, que llevaría a una gobernanza global, es no sólo poco realista, dada la centralidad del Estado-nación, sino tampoco deseable, pues no hay ninguna razón por la cual las mismas reglas sean necesariamente buenas para todos los países. Tampoco considera el escenario 2 viable, pues al final la política en democracia se impondrá dado que los ciudadanos, que son los que votan, impondrán a sus Gobiernos la obligación de eliminar reglas globales que resulten contraproducentes para la mayoría. Este escenario es, sin embargo, el que se corre el riesgo de imponer (y el que cree está empezando a surgir en la UE), y que puede acabar destruyendo la democracia.

Rodrik se decanta ahora por el tercer escenario, menos globalización, y más democracia, con más política social y unas “reglas de juego” internacionales ligeras que reposaran más bien sobre los Estados (o grupos de ellos, en el caso de la Unión Europea). Necesitamos, en opinión de Rodrik, una “globalización inteligente, no una globalización máxima”, más reducida, más controlada, para salvar la democracia nacional. Supone regresar al modelo de Bretton Woods de globalización limitada, que ha sido probablemente el que mejor ha funcionado en la historia moderna.

Claro que una cosa es establecer un marco teórico y otra diseñar políticas realistas para aplicarlo. “La realidad”, reconoce, “es que nos faltan las estrategias nacionales y globales necesarias para gestionar los trastornos que crea la globalización. Por tanto, corremos el riesgo de que los costes sociales del comercio internacional acaben pesando más que las exiguas ganancias económicas que proporciona y provoquen una reacción todavía mayor contra la globalización”.

Rodrik propone unos principios para esa nueva globalización, que llama Capitalismo 3.0 e identifica cuatro grandes áreas prioritarias que urge reformar: el régimen de comercio internacional, la regulación de las finanzas globales, una mayor libertad en el movimiento de trabajadores y la integración de China en el orden económico internacional. 

Andrés Ortega, El trilema de la globalización, Babelia. El País, 25/02/2012

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