Guerra i geometria.


El novelista mira al cielo, parece rebobinar, y dice: "El asedio es una novela de geometría y de sombras". Le gusta la frase y se queda saboreándola. "De geometría y de sombras".
Eso de las geometrías, esa forma de ver la vida, tan fría, matemática, inhumana. Líneas, trayectorias. "Es la guerra", responde Pérez-Reverte sin mirarme. "Yo nunca presumo de la guerra, pero he pasado 21 años en países en guerra. Y la guerra es geometría. Ángulos seguros e inseguros, enfilaciones, parábolas, impactos. Los que hemos estado allí sabemos que la guerra es geometría y aritmética. No es algo nuevo en mi obra. Está en El maestro de esgrima -la esgrima es todo ángulos, como bien sabes-. En El húsar: la geometría de la carga de caballería contra la línea. Hay una geometría de la catástrofe que se ha infiltrado en mi manera de mirar. Y es una paradoja porque yo soy de letras, lo contrario a la mirada científica, pésimo estudiante de química, física, matemáticas. Para esta novela tenía intuiciones, pero carecía de la cultura científica para resolver el enigma que me había planteado yo mismo. Así que recabé la ayuda de José Manuel Sánchez Ron, que es un gran amigo. Él me explicó que había formulaciones científicas para concretar en el lenguaje de la ciencia -en el de la ciencia de 1811- el enigma que planteaba". Ese enigma de El asedio es el de la misteriosa relación entre los proyectiles que caen sobre Cádiz y los asesinatos de jovencitas que se producen en la ciudad. La resolución, un tanto ardua -¡vórtices!-, puede dejar al lector algo estupefacto.

Jacinto Antón, Pérez-Reverte muestra el corazón de su novela, El País Semanal. El País, 21/02/2010

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